El primer Hombre Lobo

La leyenda de hombres capaces de convertirse en lobos                            es muy antigua, la primera de la que se tiene constancia                            pertenece a la mitología griega y narra la historia                            de Lycaon el primer rey de Arcadia, esta cuenta como                            Lycaon fundo un culto pagano a los                            dioses del Olimpo y en sus ceremonias cometía                            atroces asesinatos en sus cultos paganos, asesinando                            a personas inocentes como ofrenda a su supuesto Dios                            y ofreciendoes su sangre como prueba de su devoción.
                     
                        Cuando las historias de las atrocidades que cometían                            Lycaon y su grupo llegaron a oídos del Dios Zeus,                            este decidió investigar si eran ciertas las brutales                            historias que le narraban. Al comprobar que todo era                            cierto, se presentó ante estos y les reveló                            su identidad para pedirles explicaciones y administrarles                            un castigo, los miembros del culto enseguida le hicieron                            ofrendas para enmendar sus atroces ceremonias, pero                            Lycaon no creyó que se tratara del Dios Zeus                            y para probar si era en realidad la Deidad que anunciaba                            ser, le preparó un festín consistente                            en carne humana de un niño, pensado que si era                            el verdadero Dios se daría cuenta enseguida y                            rechazaría la comida ya que el canibalismo era                            un pecado muy grande en la cultura griega.
                     
                        Zeus reconoció inmediatamente en que consistía                            la cena y la repudio, ante esto y para evitar la ira                            de Júpiter, Lycaon huyó al campo; una                            vez allí Lycaon se dio cuenta de lo que Júpiter                            tenía reservado para él, y lentamente                            comenzó a transformarse es un hombre lobo.
                     
                        El termino licantropía que designa a las personas                            que se creen lobos deriva del nombre Lycaon.
                      
ARGENTINA: Lobisón es la palabra para llamar al hombre lobo en el norte de Argentina, es el séptimo hijo varón, cuando se convierte en una criatura, con mucho pelo que se asemeja a un lobo, éste vaga por las colinas y montañas y se alimenta principalmente de carroña, pero si se cruza con un ser humano lo atacará y si sobrevive se convertirá en lobisón, otra forma de convertirse en lobisón. En principios de 1900 la leyenda del séptimo hijo varón estaba tan extendida por la República que causó muchos abandonos de bebés como también que muchos se dieran en adopción, y se dice que en algunos casos los padres mataron a sus propios hijos. Debido a esto se promulgó una ley en 1920 a través de la cual el Presidente de la Nación es el padrino del séptimo hijo varón de una familia, con esto el Estado le da al niño una medalla de oro en el día del bautismo y una beca para sus estudios hasta los 21 años de edad. Supuestamente esto terminó con el fenómeno de las familias que abandonaban a sus hijos. La ley tiene todavía sus efectos pero ya es una tradición popular que el Presidente apadrine al séptimo hijo varón.
BRAZIL: Bastante parecida a la leyenda argentina en Brasil el séptimo hijo varón se convertirá en lobisomen por primera vez cuando cumpla 13 años solamente por dos horas desde la medianoche hasta la dos de la mañana, durante los viernes de la Cuaresma.
FINLANDIA: Generalmente en Finlandia una persona se convierte en hombre lobo por un hechizo que le hace una bruja a una persona, y son hombres lobos durante días y noches hasta que acaba el hechizo, la forma de romper el hechizo es que una persona lo reconozca y lo llame por su nombre o le de pan para comer.
MEXICO: Se llaman nahual, y es básicamente una leyenda azteca esencialmente se trata de un hechicero capaz de transformarse a voluntad en un coyote negro, en los tiempos pre hispánico fue una leyenda en la que creían muchas personas. Aun cuando los conquistadores españoles no creyeron mucho en esta leyenda sí estaban muy influenciados por leyendas europeas sobre hombres que se transforman en lobos.
Aún hoy en día hay varios grupos indígenas que creen que las personas pueden voluntariamente transformarse en coyotes u otros animales a través de la magia y la hechicería. De acuerdo a las creencias actuales las personas pueden transformarse en animales salvajes haciendo las siguientes cosas: saltando encima de una cruz de madera; entrar en un sueño profundo envuelto en una piel de animal o cubriéndose el cuerpo con un ungüento hecho con hierbas.No todos tienen la capacidad de transformarse en animales, sólo tienen esta capacidad algunas personas, aparte también tienen que ser hechiceros experimentados.
RUSIA: La persona que desea transformarse en hombre lobo, se interna en un bosque y clava un cuchillo de cobre en un árbol y baila alrededor de este mientras canta determinados conjuros, después de realizar este conjuro el espíritu del lobo tomará su alma.
De acuerdo a las distintas tradiciones las                                    siguientes son las formas más conocidas                                    de transformarse en un hombre lobo:
- Comer cerebro de un lobo.
- Comer carne de lobo asada.
- Vestir una piel de lobo.
- Llevar un cinturón hecho con la piel                                    de un delincuente ejecutado.
- Ser mordido por un hombre lobo.
- Para matar a un hombre lobo la forma más famosa y conocida es con una bala de plata, pero puede ser también una daga o cuchillo de este metal; otros métodos para aniquilar a un hombre lobo son: pegarle en la cabeza con una vara de hierro; hacer que coma algo salado o beba agua con sal; rociarlos con agua bendita.


